Era invierno del 2016 cuando Sabina Ojeda tuvo una idea: armar un proyecto musical, después de pasar por el teatro, el modejale y la medicina. Se dice que en búsqueda de su felicidad, es que llega a Me & the Aliens, la idea que terminó de concretarse en Nueva York hace dos años. Cuando regresó a Chile, se tiró un piquero a la música, estudio producción musical, y se sentó a escribir y componer las canciones que hoy ya están colgadas en las diversas plataformas de reproducción.
Hi hats, penderos y sintes para todos, decorados con una voz que llama al mantra en su versión más pop, que aunque a primera impresión parezca suave e inofensiva, lo que esconde es un llamado interplanetario desde el lago más intuitivo. Si ser femenino es aprovechar delicadamente los sentidos, entonces podríamos decir que este es un proyecto en esta línea al cien.
“Hacer esta música significa mirar hacia adentro, conectarme con lo que soy, dejar un poco de lado esta máscaras y apariencias con las que estamos acostumbrados a desenvolvernos y hablar desde mi verdad”. Sabina es persona, es mujer y esa es su verdad por estos días: “lo que he vivido en esta vida y en otras”. Sus penas, sus alegras, lo que intuye, lo que siente, todo eso está condensado en las historias que recorren canciones como ‘Human’ o ‘Horses in the Sky’. “Siento que es tiempo de expresarnos desde lo que realmente somos, sentimos y pensamos y dejar de lado ese mundo de apariencias que finalmente tanto nos confunde”.
Toma referencias de Mi Amigo Mac y E.T, disfruta series como Twin Peaks y Stranger Things, y fusiona todo el rollo visual con los brillos setenteros, el recuerdo borroso pero lúcido. Lana del Rey evoca a eso, aunque Sabina está mirando fuera del planeta tierra. Esta mezcla en el sonido futurista y la tradición de los instrumentos de gama clásica se respira en la experiencia. Desde los 7 años toca violín, el piano es su gran aliado al momento de componer, y recién cuando abraza la idea, pasa al Ableton, donde se da los permisos para integrar sintetizadores y el proceso más electrónico. “Ambas me gustan mucho, creo que esta falta de decisión es lo que me llevó a fusionar ambos mundos”.
Si conocer el violín a los 7, hay otra cosa que la termina de definir como música. “Crecí en el Valle de Elqui hasta los 6. Uno de mis pasatiempos era mirar el cielo desde una roca muy grande que había fuera de mi casa y me imaginaba cómo serían las estrellas, sus paisajes, los seres que allí habitaban. Al ver los satélites me imaginaba naves y trataba de llamarlos con mi mente y muchas veces tenía la expectativa de que me vinieran a buscar. Siempre me he sentido cómoda con la idea de que no somos el único planeta con vida en el universo, lo que además me da una gran esperanza, ya que digamos que el ser humano no es el mejor ejemplo de civilización a seguir”.
Ella -y los aliens-. “Las diferencias entre nosotros y ellos pueden ser infinitas, si solamente fuéramos dos especies sería más fácil poder hacer una comparación, pero creo que una de las cosas que nos caracteriza y nos ha mantenido por millones de años en este planeta sin poder evolucionar es el hecho de haber perdido toda conexión con nuestros centros energéticos, dando cada vez más poder a lo material y lo superficial”.
Un viaje interespacial que comenzó el 2017 con ‘New York’, su primera canción. Sabina siente que ha habitado esa ciudad un montón de veces, soñó que volaba sobre ella sin conocerla y la eligió como destino para emprender el rumbo en el arte. “En NY se respira arte, las estaciones de metro siempre tienen buena música y los clubes de jazz están abiertos todos los días. Me quedé viviendo con una músico y pude compartir con ella algo de eso también. Es lindo porque allá no necesitas ser famoso para vivir del arte y el street art es tan bueno que te das cuenta que lo importante es lo que nace de ti y eso sólo depende de ti, quien lo consuma luego es algo secundario. Siento que NY me regaló una nueva forma de verme a mi misma, una forma en donde yo tengo todas las respuestas a mis preguntas y donde tengo la valentía de lanzarme al vacío sin morir al caer”.
Con esa base se aventuró este año a lanzar su primer epé, uno hecho sin mucho doble pensamiento o dudas grandes. “Comencé escribiendo un par de canciones que quería lanzar como singles. La verdad es que en un comienzo no pensaba hacer un disco, sólo lanzar canciones y video, pero cuando terminé de escribir ‘Aliens Love the Beach’, me di cuenta que era necesario agrupar y ponerle nombre a lo que significa este proceso”. La tonada se agradece, es espontánea y sorprende cómo un submundo tan amplio como el espacio puede construirse dentro de un imaginario más tierno, evocando la candidez de la arena y el agua. Aunque vaya a ser una cómo son las playas de los aliens.
Si la medicina, el teatro y el modelaje no fueron un refugio, la música llegó para serlo. De este o cualquier planeta. “Tanto en medicina, como en el modelaje y la actuación viví situaciones de abusos, es muy triste porque eventos que para algunos son muy insignificantes a nosotras nos pueden cambiar y arruinar la vida. Creo que en esta sociedad no es nunca fácil ser mujer, en ningún oficio, estamos acostumbradas a que nos molesten y cuando nos acosan, callamos por miedo al juicio de la misma sociedad. Hoy me siento feliz de la revolución feminista que estamos viviendo, cuando una mujer habla es como si todas habláramos a través de ella, todas tenemos historias de abuso que contar, en todas las familias, en todas las profesiones. Para mí, el que digamos “basta, no lo permitiremos nunca más porque ya no estamos solas” es algo muy conmovedor.
Ahora está lista para debutar su primer video, recurso que planea súper explotar para darle sentido a la experiencia completa. La ciudad de Nueva York es tan relevante para ella que significa la cuna de su explosión musical, el título de la primera canción que armó -que dejó fuera del epé por seguir otra línea técnica de trabajo y cambiar de equipo- y además, es el primer clip que decide estrenar. Míralo a continuación: