Ocurre en muchas ocasiones en que sientes que ya no te queda una pizca de asombro. Nos aletargamos en nuestros pensamientos llenos de aburrimiento, cosas negras y feas. Sin embargo, basta con que aparezca una pequeña luz en el camino para que nuestro rumbo decadente cambie de semblante. Es lo que ocurrió con mi persona al oír la nueva placa de la banda liderada por Thymme Jones, multinstrumentista que colaboró en “Rise up!” y “The Golden Age”, dos grandes obras del muchacho fichado por Thrill Jockey, Bobby Conn. Es que estos muchachos de Chicago nos entregan una obra impredecible, llena de cambios bruscos de ritmos e intensidad.
Al escuchar el álbum nos remonta directamente a sonidos desquiciados explotados al máximo en la década del 70 por el Rock In Oposition de Henry Cow, la Zeuhl musik de Magma o la sicodelía esquizoide de Syd Barret. Es que este disco es algo lleno atmósferas mutantes, perfecta banda sonora para musicalizar un par de pesadillas que puede adoptar la forma que se le plazca, pues de la cordura a la locura hay una delgada tela de cebolla, frágil como ella sola, y esta agrupación tienta al destino amenazando, con un simple toque, a que reine el caos y la música explote.