Se llama Tristana Wolff, pero cuando recién cumplía sus primeros años el padre le dio el apodo de Tani para que su nombre de pila no mutara en diferentes diminutivos horrorosos. Pero Tani es más que el sobrenombre de una joven de 21 años de Capital Federal. Tani también es el alterego de Wolff, ese que “se pone vestidito y se sube a un escenario a cantar y se encierra en su cuarto a componer canciones”.
El proyecto lleva un poco más de un año con vida, momento en el que la argentina decidió salir de la privacidad y animarse a tocar para los demás todas esas canciones que la desnudan sin ningún tipo de filtro: “pop naive y honesto” se lee en su Bandcamp y tiene total concordancia con los sonidos que se encuentran en Uturnis, el debut en largo que la llevó a animarse a decir “hey Tani ¡estas canciones son lindas!”, esas mismas que la tuvieron durante el 2016 tocando con varios exponentes de Laptra como Las Ligas Menores y también de otros representantes del indie trasandino como es el sello Compacta, al que pertenece María, la banda amiga de Tani que hace poco se paseó por nuestro país.
“Chicos y chicas en autos
se vendan los ojos
y chocan
se abrazan y buscan
lo bueno siempre estuvo acá”
‘Chocan’, la canción encargada de abrir el paseo cálido por el bosque que significa el LP de Tani. Nueve canciones grabadas con el “mic de la compu y un programita muy básico” en la casa de Wolff apiladas en Uturnis, que no tiene significado alguno más que la ocurrencia de la mujer que nos habla de manchas, cuellos ortopédicos, llorar por amor, y la eternidad con una facilidad increíble. Tani no necesita frases resultas o complejas, ella sólo está conversando con su guitarra mientras tú quedas de espectador de un relato que seguramente ya viviste y no supiste contar tan concisamente como Wolff.
“Canciones que salieron de un día para otro” que te dejan esperando que hubiesen durado un poco más. Pero habrá más. En uno o dos meses van a salir nuevos tracks que se convertirán en el adelanto del segundo disco que “va a sonar mucho mejor”, según la cantante, baterista y guitarrista, que se atreverá a explorar sonidos no recorridos aún y vivir la experiencia de grabar en un estudio.
Además, y luego de un quiebre amoroso con quien la acompañaba en el vivo, Tani está rearmando su agrupación para seguir llenando espacios como Vorterix o Niceto. “Será una banda de chicas a partir de ahora. Tania Romero es mi baterista desde el comienzo y ahora se sumó Mica Vainikoff. Ya estamos buscando a la cuarta integrante”, cuenta la trasandina que encontró el momento de placer y felicidad máximo en el refugio que significa el trance de componer una canción.
Con 21 años, un pop-folk que nace sin esfuerzo, una creatividad deliciosa y despreocupada, y un montón de amigos. Estas canciones que salieron como si nada llegaron a algunos cercanos de la artista, quienes se arriesgaron a darle vida a Uturnis por Amigos, un compilado de reversiones con la presencia de otros músicos argentinos como Ailensupersonik, Ignacio del Pórtico, Emma Uranga y Facu Polilla, que demuestran lo fácil que es adueñarse de la cotidianidad de Tani, que no es muy distinta a la propia. “Al ser interpretadas por otras personas, las canciones terminan de ser reales, dejan de estar encerradas en mi cuarto y visitan otros”, dice la bajada del trabajo en sus plataformas digitales, y no es más que eso: la necesaria y acogedora visita otoñal de la voz de Tani y sus historias a tu habitación.