El Lollapalooza de este año tuvo uno de los públicos más diversos de los que se tenga memoria. Entre la combinación de artistas nuevos más dirigidos a un público adolescente (The 1975, Melanie Martinez, The Weeknd) y los números más viejos y consagrados con los que apelaban a un público mayor (Metallica, Rancid, Duran Duran), la amalgama de público que podía verse caminando entre escenarios era una de las cosas más notables de esta edición.
Bajo este contexto, las bandas de medio cartel tenían una opción excelente para captar con sus presentaciones al fan casual que iba caminando por la explanada del Parque O’Higgins. En especial si el show estaba agendado para uno de los escenarios principales. Una de esas bandas fue Jimmy Eat World, la que -a pesar de hacer un show correcto en toda la regla- no pudo despertar a la gente hasta ya lanzar sus hits más reconocibles.
Jimmy Eat World ya ha lanzado nueve discos de estudio y ocho con su alineación actual, lo que quedó más que demostrado con una complicidad entre sus integrantes, tanto en lo musical como en lo personal. Jim Adknis, vocalista de la banda, trató de lograr lo mismo con su público, pero no mantenerlo durante todo el show. Es más, al comienzo de la presentación pocas bocas estaban cantando, y aún menos moviéndose con la música. Escuché a gente diciendo que esa falta de “pasión” -a falta de una palabra mejor- fue una tónica durante el festival (como con Rancid, que a pesar de dar un show a toda raja también le costó enchufarse con la mayoría del público, no los fanáticos). Si eso es verdad o no, da para otro texto.
Otro de los factores que pudieron dar este resultado es que, como buena banda activa que no vive de sus éxitos pasados, el setlist tuvo una combinación de su disco más conocido Bleed American (2001), con el más reciente Integrity Blues (2016). Esto no sería problema si el equilibrio entre ellas fuera más variado, pero la balanza demostraba que el último se decantaba notoriamente hacia el final de la hora que tocaron.
Al final, quizás en otro escenario u horario, Jimmy Eat World hubiera funcionado mucho mejor, lo que no significa que no entregaran una presentación correcta, pero probablemente podría haber sido superior, su carrera tiene muestras de sobra. Mucho más especial, si tomamos en cuenta que este fue su debut en Chile y requirieron de las cartas seguras de ‘Sweetness’ y ‘The Middle’ para armar la fiesta que tanto rato se estuvo resistiendo antes.