Hace apenas cuatro meses se publicó ‘I’m still here’, la única canción inédita que incluye la banda sonora de Miss Sharon Jones!, un documental que siguió a esa cantante de soul y funk durante su tratamiento contra el cáncer y su regreso a los escenarios. En cuatro minutos, la canción hace un sobrecogedor relato autobiográfico: desde los tres años, cuando llegó a Brooklyn desde su natal North Augusta, hasta el momento en que “no sabía si viviría para ver otro día más”.
Entre ambos episodios, la vida de Sharon Jones está llena de capítulos de literatura. Ella misma lo cuenta en la canción: “Mamá nos trajo a Nueva York para librarse a sí misma / de todas las peleas, los gritos y la miseria. / Pero Nueva York en 1960, no había paz que encontrar / segregación, drogas y violencia por todos lados”.
Cuando niña, como tantos de sus ídolos, Sharon Jones cantaba gospel en su iglesia, mientras la radio bombeaba canciones de James Brown, de Aretha Franklin, de Motown y Stax. Más tarde, hizo coros en sesiones de grabación, fue parte de bandas de funk, se unió a grupos que tocaban en los matrimonios. Ella también quería ser cantante, pero en los sellos le dijeron que era “demasiado chica, demasiado gorda, demasiado negra y demasiado vieja”. Esa frase, por supuesto, está textual en la canción.
Así, Sharon Jones tuvo que buscarse otras vidas. Una vida como guardia de Wells Fargo, por ejemplo, o como gendarme en la cárcel de Rikers Island, que alguna vez tuvo el dudoso honor de estar entre las diez peores de Estados Unidos. “Todas las cosas por las que tuve que pasar para cantar esta canción”, dice una de las líneas de ‘I’m still here’, porque recién en 1996 fue cuando su destino comenzó a torcerse. Ese año conoció a Gabriel Roth, que a la larga terminaría grabando, junto a ella y los Dap-Kings, los mejores discos de su sello, Daptone Records. Son cinco LPs de canciones originales, más un álbum navideño, muchos singles y algunos recopilatorios. En todos ellos, Sharon Jones siempre es la misma: una voz prodigiosa y un concentrado de energía. SOUL, así, con letras grandes, a la altura de los maestros.
Pero para llegar a eso, tuvo que hacer un gran rodeo. Dap Dippin’ with Sharon Jones & the Dap Kings, su primer disco, salió cuando Sharon Jones ya tenía 46 años. En adelante, parecía que la vida por fin le daba una vuelta de mano. Ya no tenía que cantar en matrimonios para sostenerse. Luego de mucho tiempo, luego de tocar para veinte personas, luego de llenar locales en Europa, por fin era reconocida en Estados Unidos y, quizás más importante, en su ciudad.
La noche del viernes pasado se supo que Sharon Jones murió en un hospital de Nueva York, rodeada por los Dap-Kings,y sus seres queridos, como siempre dicen los comunicados que anuncian estas noticias. Su última canción, entonces, fue esa ‘I’m still here’ que ahora tiene un sentido completamente diferente. Sharon Jones ya no está aquí y, probablemente, no haya otra forma de decir esto si no es en primera persona: te vamos a echar mucho, pero mucho de menos.