El universo es un infinito de cuerpos luminosos que colisionan y se propagan en un haz, que en su mayoría las vemos como un conjunto de constelaciones; les damos formas, nombres y una orientación. Contamos historias románticas a través de ellas y las usamos como distinciones. A pesar que las estrellas son un foco de luz, en su último trabajo, David Bowie las cubrió de oscuridad, de la misma manera de cuando acaban su vida. A su vez, dan nombre a El Estrellero, banda de La Plata que nació a fines del año pasado y tienen un nombre reservado en el bastión actual de la música trasandina.
Entre el sinnúmero de bandas platenses, por sobre la cantidad de grupos de estrellas en el cielo nocturno austral, la unión de Lautaro Barceló (guitarra, voz) y Juan Irio (bajo, voz) ha sido una nueva visión telescópica. Una formación clásica de dos guitarras, bajo, batería y teclado, donde la selección la terminan de conformar músicos sub-21, derivados de distintos proyectos de la ciudad.
Cuando uno piensa que Cristóbal Briceño tiene un sinfín de proyectos, así como Mike Patton, es porque no ha entrado a investigar a Lautaro Barceló. Entre sus distintas bandas y en solitario, la mitad de El Estrellero podría editar un Grandes Éxitos sin problema alguno. El trajín que tiene, no sólo arriba de un escenario, lo llevó a participar en 2009 del sello discográfico Uf Caruf! junto a distintos actores culturales de La Plata. Una respuesta a la burocracia a la hora de registrar la música en Argentina.
La separación de The Siniestros, la banda madre de Irio, hizo que asumiera un rol protagonista grabando su primer material con su nombre en 2014. Durante esos meses, escuchó un tema en la radio, “lo primero que pensé fue que era una canción mía que por alguna extraña razón no había grabado ni tocado jamás” ha dicho en varias entrevistas. Se trataba de una composición de Lautaro y desde ahí vino la comunicación. Entablaron una propuesta que gira en torno a los estadounidenses de Big Star y un sonido que buscaban desarrollar.
La poesía, pieza angular en la composición de ambos, es un flashback a Sui Generis y las letras que Charly García con Nito Mestre escribieron en los comienzos del rock argentino. Más aún, Drama (Fuego Amigo Discos, 2016) –su placa debut- comparte momentos sonoros con aquella banda refinada de Buenos Aires. El juego de seducción entre la electroacústica y la eléctrica, las apariciones fantasmales de un sintetizador extraído de los ochenta y el juego de dos voces que va ahuyentando las nubes del anochecer. Texturas que se aprecian en ‘Deja que te guarde’ o la rockabilly ‘Es Mejor’.
Powerpop con espíritu rock que cuentan historias distintas por cada capítulo de esta novela, compilada en diez entregas ambientadas en oriente, Argentina o el espacio. Narraciones que juegan como La Estrella Distante de Roberto Bolaño, con un enfoque de desamores y traiciones. Estribillos que recalcan la idea fundamental de lo que se cuenta, se escabullen como el zumbido de una abeja.
Semanas luego del estreno de Drama, bajo el misterio de los protagonista en las redes sociales, el festival Bue reveló parte de su cartel, entre Iggy Pop, The Flamiling Flips, Pet Shop Boys, Wilco, Charly Bradley, entre otros, aparecía el nombre de los chicos del El Estrellero. Desde sus inicios hasta el 15 de octubre, sus presentaciones pululan entre bares, casas culturas y escenarios que estén abiertos a recibirlos. La biografía de ellos de apoco se nutre y tal como la última frase de “Preámbulo a la Vigilia”, que cierra el larga duración «bella aurora austral, una hoz cortando las estrellas», se traduce la estética de la banda.