Vivimos en un contexto en el que se ha creado esta idea de cercanía entre músicos y audiencia. Claro, existen las redes sociales y ello implanta esa verdad de ciertas murallas derribadas, el contacto es más directo. Puedes ver lo que hacen tus artistas favoritos en el día a día si entras en sus cuentas de Instagram, les puedes escribir vía Twitter o Facebook. Pero ¿es tan real esa distancia acortada? ¿Realmente podemos conocer imaginarios personales -que muchas veces son colectivos- si nos acercamos por la ventana de internet?
La música de Diego Lorenzini se salta ese espacio. Aunque la promoción se realiza por la web, son las letras y el carácter personal y a la vez comunal lo que permiten -y permitieron durante su sesión en Sala Master- una conexión que pocos músicos logran con el público.
Probablemente, todas las oportunidades que tengas para ver a Lorenzini en vivo te dejarán una sensación de estar frente a un amigo tremendamente talentoso mientras canta canciones, en el sillón de tu casa, aunque hayan micrófonos, luces y transmisiones del concierto a través de una radio.
El cantautor es ese amigo -o el amigo de tu amigo- que no sabe que es chistoso. Ese que te cuenta sobre su vida en Talca y aunque hayas vivido toda tu existencia en Santiago, podrás comprenderlo. El que se equivoca por un segundo en la guitarra, dice “puta la hueá” y empieza de nuevo.
Para ese acercamiento, también ayuda que sus amigos reales sean parte del momento. En la presentación de Pino, su último disco, no estuvieron invitados sólo para apoyarlo en determinados temas, tal como lo hicieron en la grabación del álbum. También los convocó a mostrar lo que ellos hacen. Así fue con Niña Tormenta (Tiare Galaz) y Chini Ayarza. Hasta Juan Manuel Daza de Capitán Cobalto -agencia y productora organizadora que trabaja con Diego- subió a cantar para finalizar la noche.
Diego Lorenzini siempre deja una premisa clara: la música es más simple que como se nos muestra habitualmente. Las narraciones son más entretenidas si las comprendemos todos. Las canciones son más entrañables si todos las podemos cantar. La pequeña gira de Pino continuó por Talca y ahora va por Valparaíso, dudamos que allá resulte diferente. Música para la gente normal.
Fotos * Vicente Brogca