La última aventura del pianista Marcos Meza se llama There’s No One Here (Le Rock Psicophonique) y vuelve sobre su vocación por la música incidental. Esta vez no es para una producción audiovisual, sino para una serie fotográfica del diseñador chileno Chris Leskovsek, establecido en Auckland, Nueva Zelanda.
“Este es un largo viaje personal a través de vastos paisajes que a veces parecen una tierra inexplorada (…) Estas fotos muestran realidad y ficción, luz y sombras, luchas y belleza, hay calma y tiempo, que en esta serie no significa ir rápido”, explica el fotógrafo en la introducción de la serie, que se puede ver y escuchar simultáneamente en el sitio There’s No One Here.
En su cuarto disco, el ex pianista de Como Asesinar a Felipes -hoy radicado en Berlín- elabora paisajes musicales como los que capturan las fotografías: a veces amplios, abandonados o majestuosos. Otras, solo pequeños detalles. Para eso, no solo se encarga del Rhodes, el piano, los sintetizadores y las programaciones, sino que también convoca a otros músicos para ampliar la paleta colores: Gabriel Rammsy, en guitarra; Martín Benavides, en bajo, theremin y glockenspiel; DJ Spacio, en scratch y efectos; y Sebastián Rojas y Walter Jiménez, en cornos franceses.
Esa alineación y el sonido de There’s No One Here son como una síntesis del camino que hasta ahora ha recorrido Marcos Meza. Desde los pasajes más abstractos de Como Asesinar a Felipes, hasta los finos trabajos que ha hecho para músicos como Camila Moreno, Kinética y Ana Tijoux; o para producciones como Los 80, El botón de nácar (Patricio Guzmán) y Obstinado. Entre medio, están los tres discos que ya había editado como solista, en los que ha explorado, sobre todo, el encuentro entre el piano y pequeños ensambles de cornos. Entre todas esas estaciones, el común denominador es uno solo: elegancia.