Eran las 6.30 de la tarde y La Guacha terminaba de hacer explotar el Teatro La Cúpula, cuando Marina Diamandis subió al escenario Acer-Windows, para debutar en Chile con su proyecto pop, Marina and the Diamonds. Antes de siquiera comenzar a tocar, la postal indicaba que la galesa tenía un poder de convocatoria muy superior al que los programadores se imaginaron. Fácilmente podría haber hecho un show en uno de los dos escenarios principales.
El show lo dividió en etapas. Primero The Family Jewels, donde recorrió temas de aquel primer disco del 2010, luego hizo lo mismo con Electra Heart, álbum lanzado en abril del 2012 y finalmente, se detuvo en su material más reciente, Froot del 2015. Este show en Lollapalooza Chile era además el último de una gira de un año de promoción de su último trabajo.
La masiva audiencia estuvo en constante éxtasis, pero el clímax se vivió en la etapa Electra Heart, era que no, fue con aquellas canciones que la compositora alcanzó otros mercados y a otros públicos. En Chile, ‘Primadonna’ fue el primer tema de la cantante en rotar de manera incesante dentro de la parrilla de las radios comerciales.
Desde su disco debut hasta ahora, Marina ha cambiado bastante pero manteniendo una esencia clara. Tiene esos destellos del dramatismo de Kate Bush, mezclados con un registro vocal amplio e impredecible como el de Annie Lennox o PJ Harvey en una fantasía de pop chicle, que a veces se va hacia lo oscuro y luego vuelve a la pista de baile. Froot -la gira- fue una oportunidad de ver en extenso el lado discotequero, pero su discografía completa muestra diferentes recovecos, ideas e intenciones.
Al igual que en Halsey, el público que estaba ahí probablemente compró su entrada en gran parte sólo para verla a ella. Era cosa de escucharlos corear las canciones como si se tratara del Shea Stadium, el 15 de agosto de 1965. “Ahora es tiempo para algunas lecciones sobre el amor”, era la frase con la que Marina introducía ‘Heartbreaker’. Pero la verdad es que esa instrucción estuvo presente desde el inicio de su concierto hasta el fin. Desde el escenario hacia abajo y viceversa.
*Fotos por Nicole Ibarra