Si se hiciera una tabla de posiciones con las palabras más empleadas para referirse a Calexico, <<frontera>> debería estar en el pelotón de avanzada, en la cima o muy cerca. Ha sido vocablo recurrente, sobre todo a partir de aquellos primeros discos editados a mediados de los ’90, generosos en piezas instrumentales, evocadoras, reposadas y cargadas al eco de las guitarras. Muchas de esas canciones parecían sacadas de un spaghetti western y el imaginario de la banda -desierto, carreteras, automóviles de viejo cuño, México- impulsaba también el uso frecuente de la misma idea: Calexico, música de frontera.
El concepto sigue siendo útil para abordar Edge of the Sun, aunque desde su acepción más literal hasta otras menos manidas. Solo una revisión de los créditos permite entender que es una grabación que implicó varios cruces de aduana. Neko Case, Sam Beam (Iron & Wine), Ben Bridwell (Band of Horses), la mexicana Carla Morrison, la guatemalteca Gaby Moreno, la española Amparo Sánchez (Amparanoia), Nick Urata (DeVotchKa) y la banda griega Takim, conforman un elenco de colaboradores numeroso incluso para los estándares de Calexico. A sugerencia de su tecladista Sergio Mendoza, además, se instalaron unos cuantos días en Coyoacán, tradicional sector del DF mexicano, para comenzar a componer el disco. El título, además, sugiere la idea de un límite y la banda así lo ha señalado: “Podría venir de la oscuridad buscando la luz o de mantenerse en la línea entre ambas cosas”, ha dicho Joey Burns.
No obstante, las fronteras que más veces traspasa Calexico en este disco son las genéricas. Las primeras cuatro canciones se despliegan dentro de los márgenes del rock o el pop norteamericano más convencional, con conmovedora contribución de Neko Case en ‘Tapping the line’, pero luego el disco se embarca hacia otras latitudes. ‘Cumbia de donde’ es un peculiar (y contagioso) acercamiento bilingüe al género, ‘Coyoacán’ es un título demasiado literal: caudales de rasgueos y punteos acústicos y trompetas de inequívoco sabor mexicano ya decían bastante. ‘World Undone’ parece sacada de esa primera etapa del grupo, mientras que ‘Moon never rises’, tiene inconfundible ritmo latino, pero hace otro cruce con la mexicana Carla Morrison entonando versos en inglés.
Acostumbrados como estamos a recibir música insulsa y cuidadosamente catalogada para su exportación desde el hemisferio norte, Edge of the Sun tiene un encanto singular. En parte, es un intento por replicar la música nacida bajo el Río Bravo, y en ese impulso siempre imperfecto late algo cautivador.