Es imposible olvidar a “Ladies and Gentlemen We Are Floating in Space” al pensar en álbumes redondos, inspiradísimos y perfectos; de aquéllos que estaban llamados a ser el gran símbolo de la banda que los gestó y, más aún, a definir a toda una generación por su valor e influencia en artistas posteriores. Éste, el tercer largaduración de Spiritualized (banda originaria de Rugby, Inglaterra), es -sin duda- uno de los epítomes más emocionantes y únicos que dejó la década del ’90, en cuanto a lo que rock alternativo se refiere, llegando incluso a sobrepasar esa categoría.
Para hablar de la banda en cuestión, es imposible no rememorar a Spacemen 3: agrupación legendaria de la neo-psicodelia y el space rock, formada en el año ’84 y cuna del atormentado vocalista y guitarrista, Jason Pierce (alias J. Spaceman), el genio detrás de Spiritualized y su único miembro permanente desde el año ’90 hasta estos días. Cuando el grupo originario se disolvió tras lanzar su último disco, “Recurring” en 1991, el otro miembro fundador y también vocalista, guitarrista y además encargado de los sintetizadores, Peter Kember (más conocido como Sonic Boom), siguió su carrera creando el proyecto Spectrum, mientras que Pierce se quedaba con otros miembros del grupo para formar Spiritualized, junto a Kate Radley, tecladista y novia del músico en ese entonces.
Kember y Pierce compartían la afición por bandas americanas como The Stooges, MC5 y The Red Krayola, pero el primero de ambos fue siempre la mitad minimalista, electrónica y retro-futurista del grupo, mientras que J. Spaceman le imprimía el toque melancólico y poético, experimentando incluso en “Recurring” (álbum que fue grabado por los dos en separado estando ya el grupo disuelto) con grandilocuentes coros gospel y ambiciosos arreglos de estudio, sello que distinguió a su banda posterior en el futuro y lo diferenció de su compañero. Los dos primeros discos de Spiritualized, “Lazer Guided Melodies” y “Pure Phase”, eran obras de sutil psicodelia para flotar, influenciadas en parte por la corriente shoegazer que invadía Inglaterra, pero su secuela lanzada en 1997 se convertiría en una sofisticada obra maestra de la producción, incluyendo arreglos monumentales poco habituales para bandas de la época, además de poseer una energía y sonido poderosamente emotivo.
Puede decirse con seguridad que Pierce basa sus mensajes dentro de la música en tres simples, pero complejos, temas: Dios, el amor y las drogas. Y es en este elepé donde, a través de estos conceptos, el músico deja fluir con desgarradora sinceridad toda la belleza de su mundo interno: la decadencia, el éxtasis, el ensueño. En lo musical, “Ladies and Gentlemen We Are Floating in Space” mantuvo las inevitables referencias atmosféricas y lisérgicas del grupo, pero experimentó también con canciones de clave más pop y convencional, adornándolas con técnicas ambiciosas de estudio y una ornamentación sinfónica a cargo de los miembros del London Community Gospel Choir (el coro gospel comunitario de Londres). Una fórmula maestra que solo generó el asombro y devoción de la crítica y los seguidores.
Presentado en una impactante edición que imitaba un medicamento farmacéutico “para el tratamiento del corazón y el alma” (según sus indicaciones interiores), el disco se convierte en una obra épica mediante los sentimientos más variados e intensos del ser humano, conteniendo momentos de contemplación poética, de euforia desbordada y de ironía crítica. La hermosa canción homónima sirve de introducción gracias a una vocalización somnolienta y soñadora, que invita sugerentemente a cerrar los ojos y despegar del suelo, tal como lo indica el título del álbum.
‘Come Together’ es uno de los temas radiales que mezcla rock & roll energizante con gospel celestial, convirtiéndose en un poderoso y excitante punto alto. ‘I Think I’m in Love’ se divide entre la impactante confesión de un heroinómano en su solitaria habitación e inteligentes frases llenas de sarcasmo y decepción. Los momentos que hablan de enamoramiento idealizado se expresan en las melosas y aéreas ‘Stay With Me’ y ‘Cool Waves’, haciendo del álbum un equilibrio perfecto entre estados opuestos, pero complementarios.
‘Electricity’, el single más directo y pegajoso, deja el idilio de lado para expresar con grandeza la catarsis y euforia de conducir un auto a gran velocidad bajo las luces artificiales de la urbe, y ‘Broken Heart’ destapa de la manera más conmovedora y dolorosa el alma de un eterno solitario, con frases tan tristes como bellas. Luego de transitar con intensidad por un álbum que ya es perfecto y chocante en el buen sentido, todo termina con el dramatismo teatral de ‘Cop Shoot Cop’, un imponente anti-himno de 17 minutos que inicia con la frase “Hey, hombre, hay un agujero en mi brazo donde se va todo el dinero”, para seguir hablando con oscurantismo sobre Jesucristo. De la sombría calma de un piano tensionante, la canción desemboca lentamente en una explosión ruidista influenciada por el free jazz de Sun Ra o Philip Glass, haciendo que cornos franceses, tubas y trompetas produzcan un estruendo ensordecedor, para culminar en un clímax glorioso que te deja luego en un silencio post-traumático.
Nada fue igual para Spiritualized: ganaron fama (alcanzaron el cuarto lugar de las listas británicas), gran respeto (vencieron a “OK Computer” de Radiohead como disco del año 1997 según NME) y el dinero que antes les fue esquivo y que jamás buscaron. Los álbumes posteriores del grupo estarían marcados por la influencia de “Ladies and Gentlemen We Are Floating in Space”, y cientos de bandas alrededor del mundo heredarían su legado y enseñanza. Hoy, a sus 45 años, tras décadas de excesos y dramas, siete discos de estudio y luego de haberle ganado la batalla a una doble neumonía que lo tuvo al borde la muerte, Jason Pierce sigue escondiéndose tras sus anteojos con esa pasiva y misteriosa actitud de alguien que ha pasado del infierno al cielo y viceversa, existiendo para contar historias sobre la esencia de la vida: Dios, amor y drogas.