Entre el post trauma de la resaca del año nuevo y el frenetismo por escapar de Santiago, se presentó por primera vez en chile Mayer Hawthorne, el crooner predilecto hoy por hoy de la Costa Oeste -y por rebalse, del mundo- con la intención de mostrar “A Strange Arrangement”, su muy buen disco del 2009, defendido por el sello Stones Throw, más un puñado de canciones nuevas. Altas expectativas y una noche fresca se juntaron para la ocasión. Todo en coherencia al recién nacido verano. Nada más apto.
El público que llegó al Teatro La Cúpula pudo ocupar, con suerte, algo más de un tercio su capacidad. Aun así, se logró habitar dignamente el centro del recinto y la cosa terminó cumpliendo la verdadera promesa planteada por el artista: hacer una fiesta simplemente por celebrar lo linda que es la vida. Baladas soul, trompetas sampleadas desde el Mac, olor a una antigua frescura y la banda The County (músicos con un alto kilometraje y entendimiento de la música negra) hicieron mover y gritar a chicas y chicos por igual desde las primeros acordes, sin demora; single tras single, mostrando todas aquellas geniales canciones que le han permitido vivir festival tras festival, enseñando esa sedosa forma de entender la melodía que aprendió en Detroit, tierra de uno del los más finos souls existentes.
En suma, aunque la mayoría daba atisbos de no saber a quién demonios habían venido a ver, de alegría y elegancia parecían entender todos, finalizando el espectáculo después de un único bis, sembrando sólo caras alegres y buenos comentarios entre los que abandonamos la incipiente fiesta que se montaba. Lo preciso para demostrar su gran capacidad como arreglista e intérprete, y demostrar que no es llegar y revisitar las cosas a diestra y siniestra. Como para repetirse el plato en el futuro, a propósito de su inminente y esperado nuevo trabajo.