En un año lleno de sueños cumplidos, deudas pagadas y visitas ilustres (y otras no tanto, también), los Stone Temple Pilots pisaron suelo chileno. Por fin. Después de dieciocho años, incluyendo aquellos en que parecía realmente imposible, cuando estuvieron separados. Después de que lo único con alguna vaga semejanza a esa utopía fue la venida de Velvet Revolver el 2007, que ni siquiera sirvió de placebo. Después del regreso, la ansiedad y una nueva frustración -cuando visitaron Buenos Aires, el 2008-, el martes 7 de Diciembre fue la fecha de la redención.
Un Movistar Arena lleno y ansioso como poquísimas veces fue el escenario de esta jornada histórica. Primero, claro, fue el turno de la apertura nacional, a cargo de nuestros The Suicide Bitches. La verdad es que, salvo por los reiterados comentarios que hemos recibido sobre su ecualización, no sabemos cómo estuvo. Sólo tenemos las palabras de su vocalista, quien nos comentó (en exclusiva, claro) que ellos fueron lo mejor de la noche, son la salvación del rock y STP los debería haberlos teloneado (?).
Luego vino la espera. Ésa que se hizo eterna para los que habían llegado desde temprano (y que, es muy probable, tenga directa relación con el gran número de gente que llegó tarde al concierto – tranquilamente, unas dos mil personas, si no más). Hubo inquietud, hubo pifias. Luego se apagaron las luces, vino el humo, el telón y para cuando salió la banda ya cualquier molestia era sólo una anécdota perdida en el olvido.
‘Crackerman’ abrió los fuegos, infló los pulmones y dio inicio al karaoke. Desde el primer hasta el último minuto, la sección instrumental del cuarteto fue una aplanadora. Los hermanos DeLeo demostraron, en vivo y en persona, la misma química que los ha llevado a ser una de las mejores duplas compositivas de las últimas dos décadas. Robert cumplió su labor como reloj, mientras cada acorde, rasgueo y riff de Dean convencía a los presentes de que ellos de verdad estaban ahí. De Eric Kretz, ¿qué se puede decir? Una máquina que está tocando mejor que nunca.
Las canciones se sucedían en un set que, aunque premeditadísimo, dejaba en evidencia que Stone Temple Pilots no vino sólo a tocar un greatest hits. Aunque si hubo de estos, y muchos: ‘Wicked Garden’, ‘Down’, ‘Big Empty’. Pero mezclados con cortes de su último disco homónimo (incluyendo la por lo menos sorpresiva reacción que generó ‘Between the Lines’, mayor a la de varios clásicos de su repertorio), covers (‘Dancing Days’ de Zeppelin) y tracks que nunca fueron singles peros sí eran, son y serán icónicos para los fans de la vieja guardia (las tremendas ‘Still Remains’ y ‘Silvergun Superman’). Ahí estuvo ‘Dead and Bloated’, el tema que abre su primer largaduración. Aquel con el que empezó todo.
Y ahí estaba Scott Weiland, repitiendo saludos de teletipo y con sólo un par de momentos de sincera interacción. El mismo que visitó nuestro país hace tres años, cuando casi era una parodia de sí mismo. El mismo cuya voz daba pena el 2008. El mismo que todos sabemos nunca volverá ser el que era, pero que -trabajo mediante- ahora está en su mejor forma vocal en mucho tiempo.
Aún así, en ocasiones ya no puede frasear a la velocidad que lo hacía antes (caso contrario, el cierre con ‘Trippin’ on a Hole in a Paper Heart’ hubiera sido apoteósico). Y, en parte por eso, si algo se puede criticar fue la ralentización de varias de las composiciones. Aunque claro, cuando vino el momento cúlmine de la noche, a nadie le importó un carajo. El combo ‘Plush’ / ‘Interstate Love Song’ los hizo cantar a todos (y, como es costumbre en todas partes, empezar el coro de la primera cuando no corresponde – nunca falla). Ese momento cuando estar ahí cobró pleno sentido, si es que acaso no lo tenía ya.
Sí, es cierto, son muchos los que no están del todo conformes con setlist, los que aún se están preguntando por la ausencia de tal o cual canción (‘Big Bang Baby’, ‘Creep’ o ‘Lady Picture Show’, por mencionar algunas). Es cierto, el concierto podría haber durado media hora más. Pero todos los que estuvimos ahí sabemos que, detalles aparte, fue algo importante. Si no para ellos, definitivamente sí para nosotros. Por fin, la deuda está saldada.
SETLIST
1. Crackerman
2. Wicked Garden
3. Vasoline
4. Heaven & Hot Rods
5. Between the Lines
6. Hickory Dichotomy
7. Still Remains
8. Cinnamon
9. Big Empty
10. Dancing Days (Led Zeppelin cover)
11. Silvergun Superman
12. Plush
13. Interstate Love Song
14. Huckleberry Crumble
15. Down
16. Sex Type Thing
Encore
17. Dead & Bloated
18. Trippin’ on a Hole in a Paper Heart