Hace dos años, Matt Elliott culminó con “Howling Songs” su catártica trilogía del desgarro. Lejos de dejarse llevar por la tristeza post-coitum tras la consecución de semejante obra, ha decidido ahondar aún más en la herida. Para ello, no ha querido continuar con la vertiente semiacústica de sus últimos discos, sino que ha recuperado The Third Eye Foundation. “The Dark” no es un álbum retorno al uso, sino que se asemeja a las esxperiencias discográficas que las otras dos bandas cabeceras de Bristol han realizado durante estos últimos años con “Third” y “Heligoland”.
Abandonando de una vez por todas la utilización de samplers, compone una sinfonía ruidista en clave drum’n’bass de cuarenta minutos (con una pista adicional un poco más alejada del concepto del álbum) que supera incluso al excelente “You Guys Kill Me”. “Anhedonia” es la puerta de entrada al noctámbulo mundo de “The Dark”. Aunque las voces distorsionadas recuerden a las de trabajos anteriores, su apego al ruido es mayor en esta ocasión, relegándolas a un segundo plano. “Standard Deviation” no supone un descenso a los infiernos como podría suponerse, sino que muestra un mundo mucho más complicado. Sus beats articulan un paisaje paranoide de una belleza sin igual. Esa complicada y aparentemente contraria naturaleza define “The Dark”. El desenfreno ruidista de “Pareidolia” y la coda “Closure” lo confirman. La ruptura final de “If You Treat Us Like Terrorist We Will Become Terrorists” se asemeja al magistral cambio de ritmo en “The Kübler-Ross Model”. “The Dark” es la demostración de que la belleza siempre es (o debe ser) perturbadora.