Tres lanzamientos consecutivos en tres años cansan a cualquiera. Guiso necesitaba oxigenarse y contemplar lo hecho, con miras a no caer en el autoplagio. Una preocupación evidenciada en el notable 4+1, editado el 2005, donde mostraron que también podían jugar a ser prolijos y que la suciedad de antaño era una decisión consciente. Es Difícil Hacer Cosas Fáciles es el primer gran disco de los santiaguinos, si aplicamos esa clasificación bajo criterios estrictamente sonoros y no por méritos extramusicales, como había sido la tónica al evaluar sus dos entregas iniciales.
El paso de la grabación análoga a la digital es el indicio número uno de cambio. La banda registró parte de las canciones del álbum en el estudio FRND, propiedad de Bernardita Martínez, quien -en esta etapa del grupo- acrecentó su protagonismo en el trabajo conjunto (pasó de la mera ejecución a encargarse también de las perillas). Como expresan las adhesivas ‘Siempre’ y ‘En El Camino’, ambas con la voz de la bajista, en este elepé los roles se repartieron de manera más equitativa, especialmente la composición.
Es Difícil Hacer Cosas Fáciles es el testimonio de los testigos presenciales y sobrevivientes de comienzos de la década, en un momento en que la efervescencia había amainado y la única opción era reinventarse aunque doliera. Que sea el primer disco de Guiso con invitados no es una casualidad, porque la salida del álbum coincidió con la disolución de buena parte del roster de Algo Records, y la presencia de Álvaro Castillo (ex Tío Lucho) o Goli de Tsunamis reafirma el aura pandillesca del cuarteto. Una constante contra viento y marea: el show debe continuar.