Con una trayectoria musical más que extensa, sus inicios se remontan a 1981, Quuensrÿche siempre ha sentido la necesidad de reinventarse y adaptarse a los nuevos tiempos, con el objetivo de permanecer presentes en la escena rockera, como una banda fresca y contemporánea. Estos riesgos, han causado el desprecio de algunos seguidores, quienes ven en los cambios sonoros de los estadounidenses, una mera estrategia de marketing, y no como un deseo de satisfacción grupal.
No obstante, contra todas estas críticas, cada disco editado por Queensrÿche ha conseguido instalarse como una producción imposible de ser pasada por alto. Si en Operation: Mindcrime II, el quinteto, consiguió recuperar el sitial de honor que se merecen, este año, con su nueva producción, American Soldier, la banda ha comenzado a trazar su camino hacia la inmortalidad. A través de una producción que supera ampliamente las definiciones de estilos estigmatizadores, American Soldier se alza como una verdadera pieza musical, que debe ser escuchada de manera obligatoria por todos aquellas personas que se declaran seguidores del, en estos tiempos tan manoseado, mundo del rock.
En American Soldier, encontramos a los estadounidenses, reduciendo un poco su fuerza sonora característica, pero no la intensidad y emoción de sus letras. Con canciones realmente sobresalientes como A dead man´s words, Middle of Hell o Man Down!, la nueva producción de Queensrÿche se define como un disco interesante y sobresaliente.
Quizás, American Soldier es uno de los mejores trabajos editados por Queensrÿche, desde el recordado Promised Land (1994). Eso aún no podemos establecerlo. Pero lo que si podemos decir es que, Queensrÿche está de vuelta, con un gran disco, que nos obliga a pensar que al quinteto aún le queda mucha historia por escribir, y un gran camino por recorrer.