¿Cómo representar la inmensidad de la existencia y la naturaleza mediante los sonidos? El trabajo de Felipe Zenteno, parte fundamental del proyecto Chicarica, se arriesga en solitario para darle espacio a aquellas cercanías personales que tiene con las máquinas. Durante el 2019 editó Génesis II, un corto que nace con la intención de explorar qué se podía hacer con los instrumentos digitales que estaban a su alcance. “Hice algunos tracks y pude probarlos en vivo, por lo que fui descartando algunas cosas y quedándome con otras”, dice sobre la experiencia de realizar esta obra de tres piezas; por estos días, el artista eleva las motivaciones y libera Vertiente.
Si el debut fue un experimento lúdico, escrito casi como un juego, en Vertiente nos encontramos con una creación más madura, “con un foco ya no tanto en sólo hacer un epé porque sí, sino porque necesitaba hacer una música que me acompañara y me ayudara a salir de mi cabeza por un rato”. Una cuarentena frente a la Cordillera de los Andes, con todo el contexto geográfico que eso implica, lo llevó a plasmar de manera atmosférica aquellas reflexiones que viven en su interior y que, inevitablemente, trascienden al mundo natural.
Niteroi produce cinco tracks en los que interpreta y traduce el comportamiento de elementos como el aire, la tierra y el agua; el intento por emular la sensación de encadilamiento que produce el verse sobrepasado por la belleza de la montaña. Todos los estados, transiciones, colores, sombras, nubosidades y atmósferas se agrupan en estas piezas que podríamos llamar cortas en el mundo del ambient, pero que logran condensar esa densidad de saberse pequeño y espectador de algo mucho más grande que nosotros.
‘Vertiente’ es la introducción ideal para esta pintura sonora contemplativa, y rápidamente nos desplaza a ‘Perdidx en la cordillera’, donde leves agitaciones van ampliando las texturas del paisaje. Como si se tratara de atravesar caminos rugosos, ‘Caen piedras’ sigue una línea delicada que da paso a la acuosa ‘Los lugares a los que nos gustaría volver’, una especie de puente entre la planicie del comienzo de la aventura y la calma que entrega la cima del viaje que se palpa en la canción encargada de cerrar este corto, titulada ‘El viento corre a la medianoche (Rito)’
“Más que transformar en sonido la naturaleza, lo que intenté hacer fue recrear sensaciones a través del sonido e inventar paisajes sonoros que me parecían que me sacaban de la situación en la que me encontraba”, comenta respecto al escenario particular que vivimos durante el 2020, cuando se gestó el trabajo. “Para mí, tanto el ambient como el IDM son géneros que me son muy cercanos a la hora de querer plasmar una idea, y en ese momento esa idea era poder salir de la ciudad e ir hacia ese lugar de la naturaleza que me parecía tan tentador y liberador”.
De cierta manera Vertiente libera; la construcción ambiental logra sacarnos de las cuatro paredes que tanto aprendimos a conocer en los últimos años, y regala la posibilidad de cerrar los ojos y mirar cordillera mediante los ojos de Niteroi. Espacios sonoros donde las ideas cobran vida, respiran, se derrumban y vuelven a empezar.