Esta franja larga y angosta de tierra a la que, con desprecio, solemos referirnos como Chile no se caracteriza por invertir o incentivar en la ciencia ni la cultura, lo cual hace todavía más sorprendente que un proyecto como Sonidos de ALMA siquiera exista. Pero ni este país puede rehuir al hecho de que en él se encuentra el observatorio más grande del mundo, el Atacama Larte Millimeter/submillimeter Array (ALMA). Como su nombre lo dice, está ubicado en el desierto de Atacama y además de captar imágenes del espacio y otras cosas que no soy capaz de entender, parece que también puede generar sonidos a partir de ondas de luz.
O al menos eso pretendía el astrónomo del observatorio Antonio Hales al reunirse con el ingeniero y académico de la Universidad de Chile, Ricardo Finger: codificar ondas para transformarlas en sonidos que pudieran ser utilizados por artistas. Las ondas de luz, sin embargo, son demasiado (pero demasiado) agudas para el oído humano, convirtiendo esta tarea en un esfuerzo monumental por mantener la esencia cósmica de las ondas y al mismo tiempo llevarlas a un plano donde estas pudieran llegar a ser disfrutadas.
No siempre es fácil unir arte y ciencia, pero casi siempre el resultado es satisfactorio. En este caso el resultado fue un banco de sonidos llamado Sonidos de ALMA, que en su lanzamiento el año 2015 fue probada por músicos tanto chilenos y extranjeros que compusieron temas a partir de ellos.
Desde que la idea surgió por primera vez en el festival Sonar, han pasado casi 7 años pero su impacto sigue generando repercusiones hasta hoy. Hace unos días, el cantante chileno Joaquin Macaya a través de su proyecto Flangr, lanzó ‘Nobody’, el segundo de sus sencillos que se beneficiaron de estos sonidos. Esta incorporación de “sonidos del universo” a su repertorio pop lo ubican como un verdadero precursor en el género.
Considerando el difícil panorama que enfrentan tanto artes como ciencias por estos días en el país no queda más que alegrarnos por este tipo de incursiones interdisciplinarias y esperar que sigan apareciendo nuevas formas de creación que desafíen lo establecido.