Es difícil hablar de una representante de la música urbana en una ciudad como Concepción sin caer en un mar de clichés y lugares comunes (La Cuna del Rock y todo eso). Pero hoy ninguno de esos recursos le hace justicia a las circunstancias actuales. Una consecuencia inevitable de este pandémico 2020 es que ha remecido escenas y cambiado las reglas del juego, y para alguien con el nivel de energía de Mari Silva esto es terreno fértil para dar rienda suelta a las ideas.
“Se han abierto caleta de espacios. Muchísimos. Porque en la música urbana todo es sintético, entonces se ha podido trabajar más. Me obligué a comprarme un micrófono, una interfaz con mis ahorros de toda la vida, pero se logró. Todo lo hago en mi pieza. Siento que le ha pasado a harta gente, al menos en mi rubro. Más encima, Instagram. Los artistas urbanos no son solamente música: es un estilo de vida. El subir las fotos, la ropa, todo eso. Llama muchísimo la atención”.
Pero Mari Silva está lejos de ser una imagen sin sustancia. En dos años de carrera (que comenzó en noviembre del 2018 con ‘Tonight’, colaboración junto al productor penquista Taez) acumuló más de una docena de singles, tanto en solitario como en colaboraciones. Ahora, mientras malabarea su último semestre de carrera (pedagogía en inglés), su tesis y su práctica profesional, se apronta a rematar el año lanzando su primer epé.
“Estoy a full con todo (risas) Es que pa’ mí la música es algo necesario. Sí, se tiene que trabajar, se gasta plata y todo, pero la siento demasiado. Puedo liberar todo el estrés de la U y de la vida, igual. Pandemia, estamos todos encerrados, la incertidumbre de no saber. La música ha sido una compañera fiel en todo momento”.
Tras múltiples colaboraciones en el primer semestre, los meses siguientes han mostrado a pleno la versatilidad de Mari Silva. Primero, en agosto, vino ‘Toi Sufriendo un Pokito’, canción llena de estilo que abraza el R&B. Y luego, clavado en Halloween, llegó ‘Demonios’, una pieza en que los esquemas urbanos quedaron al servicio de un pop oscuro y una letra que viene de un lugar muy real.
“La tenía guardada de hace mucho tiempo. El 2018, 2017, me diagnosticaron con depresión, y una de las cosas que me ayudó a salir adelante fue escribir. No solamente canciones, escribir por escribir. ‘A las tres de la mañana los demonios salen a jugar’ es cuando sentía que mi depresión no me iba a dejar dormir. La encontré en agosto o septiembre y le dije a Masalabeats (mi productor) que quería trabajarla. Sentí que le debía a la gente que está pasando por eso, pa’ que se sienta acompañada, porque la música me salvó la vida. Siempre he dicho eso. Y un día se me apareció en YouTube un beat estilo Melanie Martínez, empecé a cantar y le calzaba perfecto. Escribí todo el tema en un día”.
Y aún en medio de la vorágine de su semestre, esta creadora encontró tiempo de sacar otro single más. ‘Memories’ es una canción mucho más tradicional en el género urbano, hecha junto a les productores venezolanes Girwells y Purø. “Se trata de alguien que ya no está en nuestras vidas y que queda en uno: lo que nos enseñó, el amor que nos dio y todo eso. Toda la canción se hizo a distancia: mandé las voces y Girwells me iba mandando avances de lo que hacía”.
El trabajar con esa productora tiene especial significado para esta penquista, considerando su escena local. “Las mujeres todavía no están al nivel de importancia que se le da a los músicos urbanos hombres. Estamos luchando por nuestro espacio, y las mujeres que conozco le ponen caleta de empeño. Por ejemplo, la Antipatriarka. Esa loca es sequísima. ¡Sequísima! ‘Difícil’ tiene más de 30 mil reproducciones en Spotify, yo la admiro. Ves un loco en Instagram que sube freestyles y varios siempre hablan de lo mismo: las putas, las drogas, la plata. Pero las mujeres le ponen otro componente que va más allá. Siento que no hay tantas mujeres, pero las que hay se destacan. Porque son distintas”.
Aún no termina el año y su energía innegable ya suma proyectos para el 2021. El 4 de enero se estrena ‘Noche sin Fin’, colaboración que será parte del disco Cadenas del productor OnerBeats. En febrero se viene un nuevo single con video incluído (el tercero de su carrera). Si la pandemia lo permite, también retomar Euterpe, proyecto en que comparte micrófono con otras dos compositoras de la región, Bbnya y Montserrat (“Tenemos tantas ideas que no hemos podido concretar… Pero se viene”).
Pero aún falta el remate de este año de admirable locura: Marichan, epé de cuatro temas agendado para el 28 de diciembre. “Tenía tres temas guardados del semestre pasado. Cuando estoy estresada, chata de todo, me pongo los audífonos y escribo, nomás. Y dije, ‘¿Y si suelto un epé?’. Trabajar un concepto más visual, más sentimental. El próximo año voy a sacar otro epé que es colaboración con Masalabeats; éste es 100% Mari Silva y es, al mismo tiempo, 100% Mari Silva: quién soy, qué siento, qué he estado viviendo. Escribí un cuarto tema y el proceso ha sido cansador, pero va a quedar bacán. Javiera Lillo y Javier Díaz me están ayudando en la estética. Se han sumado emprendimientos de la zona como Rosella. Sinodpc me está ayudando con el diseño gráfico”.
No es coincidencia que Mari nombre, valore y aprecie su equipo de trabajo. Es parte de una herencia que viene desde su infancia; “Mi papá es fanático de las películas, le encanta analizarlas, el sentido metafórico, la dirección, el formato, el mensaje detrás. Toda mi vida me han inculcado el análisis. Cuando me muestran un tema analizo todo, todo: letra, melodía, silencios, ritmos. Y ahora cuando yo estoy haciendo canciones, un epé, estoy construyendo el análisis. Me gusta muchísimo todo eso. Estoy feliz”.
“Me gusta demasiado la música. Demasiado. Todo lo que conlleva. Lo visual, lo sentimental, todo. Disfruto demasiado el proceso: sentarme, escuchar el beat, que se me venga a la cabeza algo, trabajar con diseñador, trabajar marketing, cuándo voy a publicar qué en redes sociales, conseguir contactos, promoción, todo. Me encanta organizar todo, el proceso… Un manjar para mí”, dice, mientras besa sus dedos con una innegable sonrisa en el alma.