No es difícil imaginarse a Lee Ranaldo caminando por calles sin un destino claro, tratando de perderse en los caminos, y sorprendiéndose por cosas pequeñas. Así fue como llegó al concepto que encendió la chispa para lo que es Names of North End Women, el nuevo disco del ex Sonic Youth, en el que comparte los créditos con el reconocido productor español Raül Refree.
La historia es simple y Ranaldo la ha tenido que repetir hasta el hastío en todas las entrevistas que ha dado para promocionar el disco. Se trata de un caminata por la zona norte de Winnipeg, Canadá. Ahí, las calles tienen nombres de mujer, pero solo el nombre, sin apellidos, lo que despertó la curiosidad del guitarrista por el concepto del anonimato, de lo universal, el misterio y la importancia de la representación. No son personas que puedes googlear, son nombres que representan a las mujeres con ese nombre y que merecen tener una calle con la que sentirse identificadas.
Este fue el punto de partida del disco, y si bien fue una idea que tuvo por su cuenta, rápidamente el foco de las canciones dejó de ser “un disco solista” y pasó a ser “un disco colaborativo” ¿Y quién mejor que el productor que ha acompañado al guitarrista en sus últimos discos para esto?
“Con Raül hemos estado trabajando juntos desde hace mucho tiempo, cinco o seis años y nuestro trabajo se ha convertido cada vez más en algo entrelazado entre ambos”- dice Lee Ranaldo al otro lado del teléfono-. “Cuando comenzamos, rápidamente nos hicimos compañeros musicales. Creo que una de las cosas que nos hace trabajar bien juntos es que ambos estamos muy interesados y felices de estar en situaciones experimentales en el estudio de grabación. Entonces aprovechamos el estudio para poder ser muy experimentales y probar nuevas cosas juntos e inspirarnos entre nosotros mismos”.
Según cuenta, la idea de hacer el disco con Raül surgió del hecho que el productor estaba ayudando tanto a los temas, que ya no eran solo creaciones suyas. Ahora, claramente, el trabajo era de a dos. El resultado es genial, es uno de los trabajos más experimentales de su discografía y eso es decir mucho cuando se refiere a alguien que formó parte de Sonic Youth.
—¿Tener mucha menos guitarra en este disco es algo que estaban buscando?
No, no realmente. No fue un concepto el de “no tener guitarras” en el disco. Fue más algo que terminó siendo de esa manera, ya sabes… Cuando trabajas en canciones tratas de darle a las canciones exactamente lo que necesitan, y en este caso las canciones requerían otras cosas que no eran precisamente guitarras. Entonces terminamos trabajando con otros instrumentos, no fue realmente un concepto, solo fue como terminó funcionando.
—Claro, algo que simplemente pasó.
Sí. Muchas de las canciones comenzaron como demos con guitarra acústica, pero al final terminamos… No queríamos tener guitarra en todas las canciones del disco, queríamos usar la guitarra de maneras muy específicas y de formas parecidas a cómo terminamos usando todos los demás instrumentos dentro del disco. Usábamos guitarra cuando era necesario, cuando no, decantamos por otro instrumento.
—Y hablando de guitarra ¿Has escuchado los discos anteriores en los que trabajó Raül? Por ejemplo, ¿escuchaste Los Ángeles, el disco que produjo con Rosalía?
Por supuesto que lo escuché, incluso lo vi tocarlo en vivo junto a ella. Él ha estado en tantos proyectos distintos que es impresionante. También he escuchado muchos de esos otros proyectos. Muchos son trabajos en áreas como el flamenco o algún tipo de música más tradicionalmente española. Pero el de Rosalía es realmente hermoso.
—Te hablo de Rosalía por su afinidad con -a falta de una mejor descripción- “el género urbano” ¿Estás familiarizado con estos ritmos, como el reggaetón o el trap? ¿Te gustan?
Conozco este tipo de música por la cultura más popular. Y en cierta forma incluso estábamos usando elementos de algunos de esos géneros cuando compusimos el disco. Al comienzo usamos algunas percusiones del trap [Nota del periodista: si escuchan el disco con atención, pueden notar el bombo característico del trap]. Sabes… todo tiene que ver con el lenguaje que tienes para crear tu música. El rock trata de siempre tener guitarra, pero este disco en particular fue pensado para traer nuevos ritmos y nuevos sonidos instrumentales, ya fueran estos sonidos muy tecnológicos y creados de manera digital o las grabaciones de instrumentos que hicimos nosotros mismos. Incluso terminamos usando viejas máquinas de cassettes para crear sonidos -algo que de hecho ocupamos en nuestros sets en vivo actualmente-.
—Viniendo de un ex miembro de Sonic Youth ¿Qué opinas de la música rock? Si bien Sonic Youth no es rock precisamente, igual se enmarca en este “mundo”.
Creo que como Sonic Youth siempre estuvimos interesados en desafiar, cualquiera fueran, los límites. Nuestra música también estaba interesada en empujar los límites de lo que pudo haber sido llamado “rock independiente” en ese momento. Pero aún no tengo problemas por encontrar música rock que sea interesante para mí. Quizás mi atención está puesta en otro tipo de género en este momento, en términos de a dónde va mi música, pero siempre termino volviendo al rock de una forma u otra, ya sea en mi propia música o en la que escucho… ¿Sabes? Es cada vez más difícil para los discos de rock ser especiales en estos días, porque hay tantos discos a la vez y tantos buenos en el pasado, que uno puede no escucharlos aún si trabajas en el rock. Esa puede ser una de las razones por las que decidimos hacer algo diferente en este Names of the North End Women, porque cuando te adentras en un terreno experimental, hay pocas cosas con las que te puedes comparar, es más fácil intentar y hacer algo único.
—¿Escuchaste No Home Record (2019), el disco solista de Kim Gordon?
¡Sí! ¡Me gustó mucho!, dice con mucho entusiasmo.
—Ese disco es muy industrial en algunos momentos y tanto tú como Refree están intentando hacer un tipo de música que podría asemejarse, aunque no son para nada iguales. Sus discos son como primos, musicalmente hablando.
Estoy de acuerdo. Siento lo mismo. No sé si escuchaste el disco nuevo de Thurston [Moore], pero se nota que cada uno de nosotros está empujando su sonido a otras áreas de sí mismos. Incluso pensando que el disco de Kim y el mío suenan diferentes, ambos parecemos estar muy interesados en trabajar con ideas más modernas de producción y percusión. Así que sí, siento que realmente ambos discos son muy similares.
—¿Qué piensas de la industria musical en la actualidad? En especial al grabar un disco en la era en que Spotify y el streaming son la mayor -y a veces única- forma de escuchar música.
Es bastante interesante, creo que algunos años atrás me hubiera quejado al respecto pero en estos días he llegado a aceptarlo e incluso entender que hay cosas increíbles con el streaming, como tener el mundo de la música en tus dedos cada vez que quieres, puedes escuchar las canciones cada vez que quieras y revisar por ti mismo las novedades. Todo eso es fantástico.
Igual seguimos en el estudio tratamos de hacer una grabación con un sonido de la más alta calidad posible y después todo es filtrado a un MP3 en donde no importa tanto todo ese trabajo- dice entre risas-, pero es parte del mundo en el que vivimos ahora mismo. Creo que en este punto podemos reconocer que los servicios de streaming llegaron para quedarse, pero ojalá evolucionen con el tiempo a servicios con mejor calidad de sonido. Supongo que ganas algo pero pierdes otra cosa.
—Cambiando drásticamente el tema ¿Cómo es componer música en la era Trump? ¿El contexto político de alguna manera entra en el sonido o en las letras de este álbum?
[Se toma su tiempo para pensar antes de contestar]
Bueno… Quizás un poco en algunos lugares de las letras. Por supuesto que estamos atentos a todo este contexto político en el que estamos viviendo, y es bastante obvio que no es solo en Estados Unidos tenemos esta tragedia. Está en tu país también, estuve ahí cuando la elección sucedió el año pasado y la derecha llegó al poder [se refiere al 2017, cuando vino a tocar en el Festival En Órbita, que se desarrolló un día antes de la segunda vuelta]. Estamos todos viviendo la pesadilla que es la derecha. Pero cuando entrábamos al estudio de grabación teníamos la oportunidad de cerrar la puerta y dejar los problemas y política fuera, para así concentrarnos en la música. Respondiendo a tu pregunta, creo que la política entró en el disco, pero solo un poco en algunos lado puntuales.
—¿Cuál fue el concierto más extraño que has tocado?
Hay muchas respuestas para esa pregunta.
—El primer show que se te venga a la cabeza.
El primero que se me viene a la cabeza es el último concierto de Sonic Youth en Brasil… Era un festival que se suponía que sería Sao Paulo pero que estaba a dos horas de distancia, en medio de la nada, en un campo lluvioso. Fue muy raro tocar un concierto sabiendo que sería el último que tocaremos, al menos por un tiempo largo. He tenido muchos shows raros en la vida de Sonic Youth y en la mía, pero ese fue definitivamente uno de los más raros, y tiene que ver precisamente con eso, con estar en el escenario juntos, con gente con la que has trabajado por 30 años y sin saber cuándo volverían a tocar juntos o siquiera si volveríamos a hacerlo.
—¿Estás cansado de responder una y otra vez la pregunta sobre si Sonic Youth va a hacer una reunión?
No, no realmente. Entiendo que significa que a mucha gente le preocupa y ama la banda. En ese nivel hasta lo aprecio, pero quizás puedes deducir por cómo estemos todos sacando discos que se mueven a nuevos territorio musicales, que no estamos hablando sobre tocar juntos de nuevo o sobre escribir cosas de nuevo. Estamos tan preocupados de hacer nuestros proyectos actuales que simplemente creo que no es posible ahora mismo, estamos demasiado ocupados.
—¿Tienes planes de venir a Latinoamérica pronto?
Eso espero, justo ahora estamos hablando sobre ir a Latinoamérica en octubre, planeamos pasar por Brasil, Argentina y Chile. Espero que eso pueda suceder.