¿Está pasando algo en una parte de la escena independiente musical de Chile? Unos lo afirman, diciendo que se está asistiendo a una ruptura, mientras otros lo niegan, diciendo que no es más que una continuidad. Lo que es evidente es que hay una serie de grupos que han aparecido más o menos en el último año, que se alejan de los sonidos más sintéticos, que practican una suerte de indie-pop clásico de guitarras, con paradas en el sonido alternativo de los ’90 estadounidenses, de escenas como la de Olympia.
Lo más importante -además de las buenas canciones-, es que parecen reconocerse unos a los otros, organizan en conjunto tocatas, no se preocupan de ir por el camino habitual que se supone a un grupo novel tratando de encontrar eventos, se relacionan entre ellos y se prestan equipos. Incluso, hay miembros distribuidos en más de una banda y están buscando espacios diferentes a los que una y otra vez le vienen a uno a la mente, cuando piensa en ir a un concierto. O sea, comparten todas las características de lo que se denomina una “escena”. Que no es una palabra pequeña.
El pasado sábado se celebró la primera edición del denominado Pop Subterráneo, en el que estaban convocadas siete bandas (al final Invierno no pudo actuar) que cumplen estas características. El concierto, organizado por algunos de los miembros de los grupos participantes, ya partía por realizarse en un lugar que muchos ni siquiera conocen, la sede del centro comunitario denominado Proyecto El Galpón. En este lugar, se celebran talleres, exposiciones y también otras tocatas, más cercanas al punk y al hardcore.
En esta ocasión, el motivo era doblemente político. Por un lado, reivindicar esa forma de acercamiento a la música, más natural, con la simplicidad de enchufarse y tocar para un público muy agradecido. El otro motivo era recaudar fondos para ayudar a un amigo que lo necesitaba. Que exista un claro trasfondo político no es un detalle menor, porque es un tema que parece no existir en la escena independiente, un tema sobre el que la prensa especializada no pregunta y si lo hace, es sobre generalidades y no temas concretos. Aún en el 2015, sigue existiendo un pudor inexplicable a relacionar cualquier estilo musical con la política, como si estos avanzaran por caminos paralelos.
Con un precio totalmente asumible, apenas 2.000 pesos, hubo una asistencia buena, en un espacio en el que se podía estar cómodo. Habían diferentes puestos en los que se vendían discos, stickers, ilustraciones y chapitas. Estos te recibían frente a la zona en la que se vendía comida. Cada asistente podía llevar bebidas desde su casa, recordando que esto no era un negocio y no se trataba de maximizar lo recaudado, sino una celebración de comunidad (aunque hubiera un fin tras el concierto).
Las bandas que finalmente actuaron fueron Niños del Cerro y Patio Solar -del sello Piloto- los segundos con uno de los mejores discos chilenos de este año y los primeros con un precioso single ‘La Pajarería’, preludio de lo que va a ser su debut largo. Bandas con sonidos identificables, de Los Planetas a Felt, de Jesus and Mary Chain a Pavement, que, por momentos, encogen el corazón con sus historias cotidianas de barrio.
Tras ellos un ciclón llamado Las Olas que ofrecieron una actuación poco previsible para los que hayan escuchado las canciones en su Soundcloud. Ruido, distorsión, gritos por parte de una carismática vocalista que actúa de espaldas al público. Y en medio de ese caos, aparece una versión de una de las canciones más tiernas posibles, ‘Sensitive’ de The Field Mice, el grupo emblema de Sarah Records. Y todo adquiere sentido.
Los debutantes Aeroparque pusieron voluntad a sus composiciones de pop tradicional (cuando estábamos comprando chapitas en un puesto, nos avisaron que su sonido se emparentaba con Velocity Girl pero no acabamos de verlo), y nos quedamos con ganas de ver cómo va a evolucionar la banda.
Tras ellos en la recta final, My Light Shines For You volvieron a enamorar con su preciosista puesta a punto del sonido indie-pop más clásico. Verlos a ellos es como debía ser asistir a un concierto a finales de los 80 de Another Sunny Day, los primeros Belle and Sebastian o de los Vaselines. Las canciones de su EP ‘Días de Lluvia’, editado en CD hace unos meses en España y que presentaban en formato casete para este concierto (y agotaron la tirada en su totalidad), desprenden un encanto tan desbordante que es imposible no escucharlos con una sonrisa.
Cerraron uno de los grupos más prometedores de toda esta nueva escena Paracaidistas. Es curioso lo que pasa con esta banda, porque meses atrás afirmaban no conocer a los grupos de Elefant Records, pero podrían encajar sin problemas en el catálogo del sello madrileño. Introducir una celebradísima versión de ‘Al Amanecer’ de Los Fresones Rebeldes -con pogo incluido- diciendo que iban a hacer un cover de Iron Maiden demuestra (además de sentido del humor) apuntar hacia un sonido que podría llegar a un público muy amplio, siempre y cuando este no sea perezoso y tenga ganas de descubrirlos. Atentos a su inminente EP.
Entre muchas de las cosas que se podrían destacar, está el hecho de que miembros de otras bandas, algunas amigas pero otras sin relación, aparecieron por allí. Y eso es muy significativo. es un símbolo de que de parte de ellos, sus pares, existe un interés real por lo que está pasando a su alrededor. Miembros de Medio Hermano, Playa Gótica, Planeta No, Velódromo, Dolorio y los Tunantes, los organizadores del Ciclo Fisura, los del Pop Fest, fanzineros y asistentes compulsivos a conciertos (¿verdad, Cortando el Aire?) …si eso no es el germen de una escena, ¿qué es?
Se respiraba que los asistentes no eran público sino participantes, no había una separación real, ni siquiera física, entre estos y las bandas y los organizadores. Todo esto se reflejó en el único incidente que no pasa de ser una anécdota, pero significativa. Durante la actuación de My Light Shines For You, una persona tiró un trozo de plástico a la bajista de la banda, supongo que porque en ese momento le parecía graciosa esa actitud pueril y estúpida. En ese mismo momento Jean, el guitarrista y principal compositor, dejó de tocar y, al igual que muchos de los asistentes, rodearon a la persona que había hecho eso para recriminarle la falta de respeto con la banda y con los demás asistentes, obligándolo a irse. Tras un momento de tensión, Jean tomó el micrófono y explicó que se supone que lo que estaba pasando allí no era el carrete personal de nadie, sino un acto de celebración colectiva alrededor de la música. Y que entre todos decidíamos si queríamos que fuera una cosa u otra. Ese incidente que, repito, no pasa de anécdota, y su posterior resolución, se convirtió en el resumen de lo que allí estaba pasando.
¿Cómo no sentirse excitado ante estos jovencísimos músicos que están surgiendo? ¿Cómo no desear que salga adelante y ver en qué deriva? ¿Cómo no querer estar en la próxima tocata de esta escena naciente y sentirse parte de ella?
Foto de portada * Las Olas por Cortando El Aire